miércoles, septiembre 21, 2005

Compartamos Experiencias

Son muchas las veces que nos encontramos con resultados desastrosos frente a las evaluaciones de nuestros estudiantes, y casi siempre nuestro juicio, que considero sesgado, acerca del fenómeno: Los muchachos no estudian, vagancia, televisión, la familia no colabora.... y muchos otros.
Mi invitación es a mirar los resultados desde la otra orilla: ¿Qué tipo de evaluación aplico? ¿Están los estudiantes motivados para demostrarme lo que saben? ¿Que nueva tecnología- en la era de las comunicaciones- aplico en mis evaluaciones? ¿Que recursos utilizo en mis clases? ¿Cómo son mis clases? ¿Les pido opinión a ellos acerca de mis clases? ¿Conozco a mis estudiantes? ¿Los he visitado alguna vez? ¿Conozco al menos algunos de sus problemas? ¿Cómo viven? ¿Cómo los tratan en sus casas? ¿Cómo lo hago yo? ¿Respeto sus derechos? Son innumerables las preguntas y la gran mayoría se quedan sin respuesta y lo que es peor !nunca nos las hacemos!.
La evaluación dirigida, propuesta que desarrollo con los estudiantes del grado 11º, jornada de la mañana, Institución educativa Antonio Reyes Umaña, parece que nos da algunas luces y nos abre una pequeña ventana -que si la manejamos adecuadamente - mejorará nuestra práctica pedagógica en el aula de clase.
Son muchos los pedagogos que nos invitan a iniciar nuestras clases a partir del inventario de conocimientos que poseen nuestros estudiantes, cosa que nos parece muy difícil; y la verdad los cambios- con todos los paradigmas que manejamos- no son fáciles. Veamos.
Comencemos nuestra clase planteando una situación problemática y dejemos que sean ellos, los estudiantes quienes nos reescriben el problema. Ayudémonos por un gráfico, otra forma de comunicación, y hagamos su interpretación. Puede ser dramatizado, también vale. Escuchemos atentos algunos de sus planteamientos y asignemos valor a tales intervenciones. Con mucho cuidados orientemos esos aportes y replanteemos el problema, pero eso sí, mucho cuidado: se debe valorar toda intervención por insignificante que nos parezca; hagámoslos sentir muy bien: ese problema está mejor que el planteado por Valero..Quiroga, PSSC... y leamos un problema de aquellos. Nuestros estudiantes están muy bajos de autoestima ¿porque no contribuir a su fortalecimiento?
Replanteada la situación problemática, comencemos a orientarlos en su solución, pero eso sí, son ellos los que van resolviendo el problema. A cada paso realizado asignémosle el mayor valor posible y resaltemos cuanto podamos esos logros; hagamos sentir bien al estudiante. Debemos de elegir el lenguaje apropiado de tal manera que Él se sienta importante y la verdad que lo es ¿Nos hemos preguntado que sería de nosotros sin ellos?. Verdad que son nuestros clientes. ¿Cómo los estamos atendiendo? Las empresas que además de ser mal administradas, descuidaron la competencia y atendieron mal a sus clientes, desaparecieron ¿Recuerda alguna? Recuerdo haber soportado largas filas para una llamada a larga distancia y meses esperando la asignación de líneas telefónicas. Traer el tema a colación generará una gran polémica, pero la idea es que quien no cuide a sus clientes está condenado a desaparecer. Competimos con gigantes: la TV, los videos juegos y nosotros los profes con un marcador, no muy buenos dibujantes y los muchachos desmotivados.
Pero volvamos al tema. Analicemos con mucho cuidado los procedimientos seguidos y escritos por ellos teniendo cuidado en no ser nosotros quienes presentemos la solución. Recuerde que lo que descubrimos nunca se nos olvidará. Orientémoslo a encontrar la solución y dejémoslos que sean ellos quienes alcancen el logro propuesto. Se equivocarán pero se apropiarán de los conocimientos. Mi pregunta es ¿Aprendemos fútbol mirando partidos de Pele y Tostado, Maradona.? No, se aprende jugando.
Invito a los Docentes que quieran hacer sus aportes comentar el artículo y compartir la experiencia pedagógica.
Ramiro Rodriguez O.